En el anterior post, os mostrábamos tres de los indispensables que debe cumplir un logotipo si queremos que funcione, además de ser, simplemente, bonito.
En esta ocasión, os traemos el resto de elementos que debemos tener en cuenta a la hora de proyectar y plasmar nuestra marca.
¡Vamos a ello!
- PREGNANCIA:
O la capacidad de ser recordado con facilidad.
Un logotipo debe transmitir magia. En gran parte se consigue gracias a un diseño funcional (por sus colores, formas, etc.) pero también a estrategias muy poderosas marketing. Si te preguntáramos por una marca de color rojo, seguramente responderías Coca Cola, o cuando escuchas “Piensa en verde”, “Te gusta conducir” o “I’m lovin’it”, automáticamente te vienen a la cabeza Heineken, BMW y McDonald’s.
Podemos decir por tanto, que los colores o slogans asociados a una marca, se convierten muchas veces en un “logotipo” en sí mismos. Y gracias a ello, pasan a ser marcas que jamás se olvidan.
- PERDURABILIDAD:
Un buen logotipo es atemporal, jamás debe ser diseñado en función de las tendencias del momento actual o seguir modas pasajeras. Ha de ser clásico y elegante, lo que no quiere decir que sea anticuado, sino que evita ser rediseñado cada dos por tres; unas remodelaciones demasiado bruscas pueden afectar negativamente a la hora de seguir vendiendo el mismo servicio/producto, haciendo que pierda la confianza y la consistencia que ha conseguido hasta ese momento. Un claro ejemplo lo vemos en marcas como Braun, Google, BMW, Coca-Cola, Nike o StarBucks.
Bien, podríamos decir entonces que preocuparse desde los inicios por invertir en la creación de una imagen potente es clave si de verdad deseas desmarcarte de tu competencia y que tu empresa refleje con éxito los valores que la definen.
Por eso, ¡déjate asesorar siempre por una agencia que se preocupe tanto como tú por ese proyecto que quieres desarrollar!