Cuando hablamos en términos de identidad visual de una marca, tendemos a llamar logo a cualquier signo que la identifique. La palabra logotipo tiene su origen en el griego “logos” que significa palabra, por lo que resumidamente, un logo consistiría en la representación visual de la misma.
El diseño visual de una marca se debe resolver con la combinación de estos tres elementos: tipografía corporativa, color y símbolo. El uso de cada uno de ellos determinará qué tipo de representación visual es:
- Logotipo: identidad visual formada tan solo por palabras. Un ejemplo es Canon.
- Isologo: el texto y la imagen o icono forman un solo elemento que no pueden ser representados por separado. Un ejemplo es Nasa.
- Isotipo: el icono es capaz de representar la marca por sí mismo sin ir acompañado por el nombre. Un ejemplo es Apple.
- Imagotipo: icono y texto conforman la identidad visual debidamente armonizados y sin estar fusionados. Un ejemplo es Amazon.
¿Cómo decantarse por uno o por otro?
Si la prioridad es asegurar que se recuerde el nombre de la marca, el papel del logotipo será clave. Si la marca debe distinguirse a distancia y a gran velocidad, probablemente se necesite un icono muy visual y reconocible. Si es necesario aplicar la marca en espacios muy pequeños como Apps, un símbolo será la mejor opción, ya que estas requieren como mínimo de una versión icónica para poder funcionar bien en su entorno natural.
Pero contar con una identidad basada solo en un isotipo está solo al alcance de marcas con mucho reconocimiento. Independientemente de esto, lo verdaderamente importante es saber cuándo conviene tener solo un logotipo y contar además con un isotipo u otras soluciones. Y es que lo que distingue un buen diseño de solo un diseño bonito es el enfoque estratégico que tenga detrás.
Bibliografía:
https://summa.es/blog/imagotipo-isotipo-isologo-logotipo-diferencias/